Sugerencias para ahorrar 1.000 euros al año en combustible
Con los precios de la gasolina y el diésel en máximos, toda ayuda a la economía familiar es bienvenida, en especial a quienes se ven obligados a utilizar el coche a diario por necesidad
La necesidad agudiza el ingenio. Y en tiempos en los que gasolina y diésel rondan sin rubor el euro y medio por litro, cualquier consejo para aminorar la factura en la estación de servicio resulta bienvenido. Lejos quedan los tiempos de vino y rosas para la mayoría de quienes se permitían circular sin preocuparse demasiado por el bolsillo. Ahora se ven forzados a velar por su salud financiera y unirse a aquellos otros que, por conciencia ecológica, venían practicando el noble arte de la conducción eficiente.
Aunque las leyes de la termodinámica marcan límites insoslayables, unos buenos hábitos pueden reducir sustancialmente el gasto en combustible y lograr ahorros notables para la economía familiar a lo largo de un año. Un compacto de gasolina de cinco plazas, uno de los coches más comunes del parque móvil, puede gastar más dos mil euros al año para recorrer 25.000 kilómetros. Unos consumos que, cuando el vehículo no está bien mantenido, pueden aumentar más de un 10%.
Si a ello se añaden las típicas averías inesperadas de componentes como el catalizador, filtros de partículas, válvula EGR, conductos de gases…; como consecuencia de los residuos de la combustión, el importe de la avería te puede suponer una importante merma en la economía familiar.
Revisiones al día
Precisamente, ese es el primer mandamiento del conductor eficiente. Los turismos modernos son capaces de alargar mucho sus periodos de mantenimiento, que de media suelen programarse cada dos años o 20.000 kilómetros. Sin embargo, no son pocos quienes racanean a la hora de cumplir total o parcialmente con los requisitos de la marca para que el vehículo funcione en óptimas condiciones. Un pecado mortal que resulta más grave cuando el propietario alarga sus visitas al taller por dejadez.
Pero incluso entre los automovilistas que cumplen religiosamente con las revisiones programadas de sus coches es muy común descuidar la vigilancia de la presión de los neumáticos. Algunos conductores fían su suerte a los chivatos que llevan los coches modernos, aunque la gran mayoría espera pacientemente a que algún viandante, conocido o pariente le llame la atención ante la notoria flacidez de alguna rueda. Unos neumáticos sin suficiente aire, además de empeorar el agarre y reducir el margen de seguridad del coche, incrementan el gasto de combustible en un 5%. El conductor eficiente tiene la buena costumbre de comprobar regularmente la correcta presión de los neumáticos, cuyos valores cambian en función de la carga y el tipo de trayecto. Un rápido vistazo al manual del coche permite conocer los niveles adecuados, información que también suele encontrarse en una pegatina situada en el reverso de la tapa del combustible o en el canto de las puertas.
Idéntico carburante
A los ahorros logrados con un correcto mantenimiento del coche puede sumarse un sustancioso pellizco con la simple la elección de la gasolinera de repostaje. Poca gente sabe que la mayoría del combustible comercializado en Navarra, sea cual sea la marca de la estación de servicio, proviene de los mismos depósitos de almacenamiento. Concretamente de las instalaciones que la Compañía Logística de Hidrocarburos hoy Exelon tiene en el polígono de Esquíroz muy cerca de la fábrica de BSH. Allí la recogen los camiones cisterna para distribuirlos por las diferentes gasolineras con diferentes logotipos, ya sean de conocidas multinacionales o de empresas de bajo coste.
Bien es cierto que las grandes petroleras presumen de las bondades de sus carburantes, especialmente los que se venden bajo atractivos y cautivadores términos premium, características que logran con los aditivos propios que añaden antes de verter los carburantes en los depósitos de las estaciones de servicio que operan bajo su paraguas. Sin embargo, las ventajas que aportan estos aditivos se exageran publicitariamente y, según apuntan los expertos, no proporcionan una diferencia sustancial respecto al producto que se comercializa en las gasolineras de bajo coste. De hecho, la elección de la estación de servicio debería basarse más en el buen estado de los surtidores y en el cuidado y limpieza de las instalaciones, ya que un establecimiento negligente probablemente tampoco llevará al día la limpieza y mantenimiento de sus depósitos, cuyos residuos resultan dañinos para la mecánica de los coches.
Memorización de semáforos
Y para lograr nota en el ahorro de combustible, lo ideal es combinar todo lo anterior siguiendo unas pautas para mejorar la conducción eficiente. Ello implica un cambio en el estilo al volante que requiere implicación, paciencia y constancia por parte del automovilista, virtudes poco compatibles con las exigencias de la vida moderna. Sin embargo, su cumplimiento permite recortar la factura del combustible otro 10%. Tampoco hay grandes secretos para lograrlo y las habituales normas generales como circular con marchas largas, anticipación, evitar aceleraciones y frenadas innecesarias son correctas, pero con matices. No siempre es bueno llevar el motor bajo de vueltas salvo para llanear a punta de gas y conviene reducir una marcha en caso de necesitar una aceleración o subir una pendiente.
En los trayectos urbanos habituales, los conductores más observadores acaban aprendiendo la secuencia semafórica. Ello es muy útil para saber si merece la pena acelerar hasta la siguiente intersección o conviene más aprovechar la inercia dejando rodar al coche. No merece la pena acelerar mucho si se sabe que el siguiente semáforo va a estar inevitablemente en rojo. Tampoco sirve de nada correr en hora punta y culebrear de un carril a otro para acabar tres o cuatro coches más adelante. Siempre resulta más efectivo estar pendiente de los semáforos en la lejanía para dejar de acelerar en cuanto la luz se pone ámbar. Las prisas no son buenas consejeras y es preferible desarrollar el hábito de salir con tiempo de casa para evitar el ansia por alcanzar el destino a contrarreloj.
Aparcar a la primera
En los desplazamientos por ciudad, la distancia más corta no siempre es la más económica. Deben tenerse en cuenta las horas punta y las zonas que se sabe de antemano que habrá cuellos de botella para evitarlas. Y, por último, es preferible aparcar en el primer sitio disponible en destino antes que tentar la suerte para acercarse lo más posible y terminar dando vueltas durante varios minutos quemando innecesariamente carburante. Para viajes largos, lo ideal es utilizar vías rápidas porque es más fácil mantener una velocidad constante. Conviene no correr, ya que el gasto de combustible se dispara a partir de los 90 km/h. De hecho, circular a 120 km/h implica quemar hasta un 30% más de carburante para recorrer la misma distancia, según recuerda la Dirección General de Tráfico (DGT). Hay que aprovechar al máximo las inercias, aunque no pasa nada si en un repecho el coche pierde un poco de velocidad. Las ventanillas deben estar subidas para reducir la resistencia al avance y conviene retirar el portaequipajes y las barras de techo si no se van a emplear. Otra medida de ahorro pasa por no cargar innecesariamente el maletero, que algunas personas utilizan como almacén o trastero auxiliar.
Fuente: Diario de Navarra